…en la oscura, desierta y dura tierra.
Garcilaso de la Vega
Garcilaso de la Vega
Sin ellos el mundo está sin límite.
Desde cada lugar solitario, los miro.
Los evoco sin fatiga, en terca plenitud.
En ellos la sombra que protegió mi infancia,
la esplendente libertad y el fulgor.
Madre cruzando bandadas de pájaros,
volando junto a nubes, deslizante.
El hálito mágico del padre
repartiendo dones, regresando en partidas.
Permanezco continuo
como una mano tangible.
Me descubro colmando la mar
y la certeza del pecho.
Así son los dioses terrenales;
vuelan en las entrenoches, sorpresivos.
En este sendero de ondas y alboradas
aprisionan la luz, el aire, los talones.
Vitales renacemos en sus voces.
Inseparables, desvelados, impávidos de cielo.
Carlos Penelas
Buenos Aires, 30 de diciembre de 2009
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