Querido amigo, intento, en toda oportunidad en que te leo, pensar que tu madre es tu madrecita y no la mÃa. Que tu padre no es quien respira recuerdos a mi lado. Que la infancia de Carlos P. , la patria que nos alberga, la militancia, que la poesÃa, las mantillas delicadas, la música de los hogares dibujando tu memoria, no es la mÃa. Pero sin embargo, es tan cautelosa tu palabra, tan serena de nostalgias, que llega llega llega, y se arremansa en mi pecho con el estremecimiento de la ternura, de la tinta humilde de los grandes poetas y con la visible mirada de un verdadero creador.
Recibe mi cariño de lectora y amiga,
Lidia V.
Recibe mi cariño de lectora y amiga,
Lidia V.