Evocaciones
Mi abuelo, con cautela, limpiando la guadaña.
Mi abuelo afeitándose con una navaja y el torso desnudo.
Mi abuela, de luto, abonando los surcos en el campo.
Mi abuela bordando hasta el anochecer.
Padre, de niño, caminando en el bosque.
Mi padre apretando los dientes ante una sociedad infame.
Madre injertando frutales en la huerta.
Mi madre haciendo cantar a los pájaros con una botella.
Mi hermano escuchando Tannhauser.
Mi hermana hablando de Kandinsky.
Otra hermana leyendo a Tennessee Williams.
Otro hermano con una crónica sobre Harold Lloyd.
Una noche cargada de estrellas y silencios.
Una mujer desnuda, unos ojos bellísimos, un destino.
Un poema escrito en una madrugada de julio.
La natación, el café de la esquina, una pipa italiana.
Furias contenidas, mitos y leyendas del pudor o del odio.
La mesa familiar, una tarde, donde todos cantaban y reían.
La biblioteca, el amigo desaparecido, una manifestación.
El entierro del tío y el primer insomnio de mi infancia.
El idioma de la infancia en una aldea.
Un reloj que destrocé con mi puño.
La enfermedad de don Manuel, las curtiembres, Piñeiro.
Una fotografía de Carloncho junto a un perro, en la playa.
Otra fotografía, más cercana, en Plaza San Martín.
Rostros, cartas, manuscritos, retratos, talismanes.
Una casa amparada por la imaginación.
Un hotel, una panadería, un ramo de jazmines.
Un museo en Edimburgo y una habitación en Colonia del Sacramento.
Mis hijos, adolescentes, escuchando a Robyn Hitchcock.
Mis hijos, con voces hermosas, inaugurando cielos.
La muerte no existe en el mundo, todos son inmortales.
Carlos Penelas
Buenos Aires, enero de 2011
Apostilla
Evocaciones reconoce el pasado pero de una manera íntima, de una manera que invita ser visitado. Es un poema sobre la identidad. En tono medido nos habla de un viaje acerca del mundo que nos rodea. El mundo contemporáneo perdió todo contacto con lo mítico. El mundo del pasado es una presencia permanente, invisible. Las voces no expresan sólo un deseo de ser, son también portadoras de lo arcano, de aquella edad en la cual los hombres convivían con los dioses. Evocaciones es simbología, hibridación cultural, un pasaje donde convivimos en el silencio y la tradición; la posibilidad de buscar un destino a partir del origen.
Carlos Penelas
Buenos Aires, 10 de enero de 2011
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