Desde esta ventana siento las abiertas nubes.
Y la noche inconclusa reposando en sus senos.
Por la calle, que alguna vez se llamó De las GarantÃas,
navegan imágenes del alma,
la vela blanca, el ocio del pocillo,
el viento claro y fugitivo del crepúsculo.
También la amistad dialoga en laberintos,
en un cosmos de espejos y parábolas.
Desde esta ventana las barcazas,
la sombra de los dioses del exilio,
una llanura despidiendo malones.
Y una gaviota de nombre clandestino.
(¡Ay! La sangre del sur sobre la hierba).
De soledad y ásperas banderas
fue soñada esta mesa.
Un bar de una esquina porteña
atesora fugacidad y mito.
Carlos Penelas
Buenos Aires, febrero de 2011