Charly Menditeguy, un deportista único
En mi infancia se lo nombraba. Sobre todo mi hermano Roberto, el mayor. Con los años su figura fue creciendo. Anécdotas, fotografías en revistas y diarios, comentarios. La pregunta de Orestes Corbata en una entrevista en televisión, el mito de un dandy, la enfermedad, su muerte prematura. Todo hizo de él un hombre único. En estos tiempos donde ese glamour ya no existe, donde todo se olvida o se desconoce, donde la industria cultural como la industria del deporte lo ocupa todo, este hombre de apellido patricio y de costumbres victorianas, fue excepcional. Me formé con nombres gloriosos de nuestro deporte. De muchacho practiqué fútbol, natación, pelota a paleta, box. Su imagen siempre me subyugó. Por su carácter, porque no fue popular, porque desafiaba todo.
Piloto de carreras, tenista, futbolista, polista, golfista, nadador. Todo lo hizo bien. Temperamental, cosmopolita y preparado, supo correr en Fórmula 1 contra los mejores: José Froilán González y Juan Manuel Fangio.
Nació en el año 1914, hijo de una adinerada familia. Su largo trecho recorrido en el deporte comenzó en el fútbol cuando era niño, donde fue campeón intercolegial en 1932. Luego jugó al tenis donde se mantuvo mucho tiempo en el Nº 7 del ranking argentino.
No se detuvo, esta vez el polo, deporte de elite en nuestro país y que por estos tiempos tiene al jugador más valioso del mundo: Adolfo Cambiaso. Charly taqueó y goleó en el equipo El Trébol. Estamos hablando de 1943. Fue campeón y alcanzó un handicap de 10 goles, algo que no muchos obtienen, sobre todo en torneos de gran envergadura.
Y como si el taco y el backhander del polo fueran poco, Menditeguy probó suerte en el golf donde como aficionado llegó al pope de Scratch, donde se convirtió en un experto en el juego por golpes.
En fin, que comenzó a correr en autos y llegó al Turismo Carretera, donde ha protagonizado anécdotas que pilotos de renombre como Carlos Pairetti o, los fallecidos Marcos Ciani y Oscar Gálvez, rememoraran a diario.
Y luego llegó su premio máximo en el automovilismo, consiguió apoyo y fue a competir primero a Fórmulas Europeas y después arribó al gran circo de la F1. Con autos sport hizo binomio con Sir Stirling Moss.
Su personalidad fuerte y decidida era capaz que provocar un escándalo si fuese necesario. Y tanto éxito en el deporte tuvo, como asi también con las mujeres, ya que se dio el lujo de salir con Brigitte Bardot, una estrella sexy de los 60.
Como si esto fuera poco, también incursionó en la natación, con lo cual se convirtió en el "hombre multideporte de la Argentina".
Falleció en 1973, víctima de un paro cardíaco, tras padecer diabetes de adulto y mal de Parkinson. Fue un deportista nato. Heredó el Haras El Turf y con caballos como Indian Chief, Practicante y Uruguayo ganó dos premios Jockey Club, tres Nacional y dos Carlos Pellegrini. Se dio el lujo de correr en coches Sport con Stirling Moss y en Fórmula 1 contra Juan Manuel Fangio y Froilán González. También fue presidente de la Asociación Corredores Turismo Carretera.
Mi editor, Andrés Valle, que supo incursionar en el automovilismo y en el rugby me contó un hecho famoso. Clásica es la anécdota en la cual en el Gran Premio del ´63 que venía ganando, a 15 Km. de la llegada en Arrecifes, el motor de su Ford dijo basta. Con toda la decepción del mundo se bajó, se sacó los guantes y los apoyó en el capó del auto. Prendió luego parsimoniosamente un cigarrillo y dándole el encendedor a su acompañante, el celebre “Negro” Linares, le dijo. “saque un poco de nafta del tanque y tírela sobre esto. Quémelo Linares, quémelo”. La frase hizo historia.
Con el billar era capaz de hacer decenas de carambolas en forma interrumpidas. Pelota paleta, deporte que nunca jugó oficialmente, venció en partidos memorables a los mejores de la especialidad dando ventajas increíbles. En tiro – mi padre era amigo de Aroldo Pienovi - fue campeón argentino. El tenis, deporte en el que estando sexto en el ranking, dejó por el polo.
Se cuenta que en unas de las temporadas internacionales en Palermo, ante el paso acostumbradamente espectacular de Juan Manuel Fangio, alguien al lado suyo dijo: “pasará mucho tiempo antes de que aparezca otro Fangio”. A lo que Menditeguy simplemente replicó, “mucho no”. Pocos años después ya era una figura internacional. Así fue su vida, un permanente desafío. Nada que otro hiciera, era imposible para él.
Inteligente, dotado física y mentalmente para la práctica de las más variadas disciplinas,. De una personalidad conflictiva, no llegó a ídolo por su forma de ser. No se llevaba bien con el periodismo, pero los que lo conocían en la intimidad, no dejaron de reconocer siempre en él, a una gran persona.
Como automovilista fue siempre un hombre de ir a todo o nada. Temperamental, fondeador desde el principio al fin. Claro que los fierros no siempre acompañaban. Clásica es la anécdota en la cual en el Gran Premio del ´63 que venía ganando, a 15 Km. de la llegada en Arrecifes, el motor de su Ford dijo basta. Con toda la decepción del mundo se bajó, se sacó los guantes y los apoyo en el capó del auto. Prendió luego parsimoniosamente un cigarrillo y dándole el encendedor a su acompañante, el celebre “Negro” Linares, le dijo “saque un poco de nafta del tanque y tírela sobre esto. Quémelo Linares, quémelo”
Así fue “Charly” Menditeguy. Un deportista excepcional. Un hombre de alcurnia. Un play boy internacional. Un automovilista como pocos, que no llegó a ser campeón, simplemente porque nunca quiso ser profesional. Hacía lo que hacia simplemente por gusto, porque le divertía.
En revistas de la época podemos leer lo siguiente. Se estaba por disputar uno de los Grandes Premios de Fórmula 1 del año 1956. Carlos Menditeguy era uno de los pilotos oficiales de la casa Maserati. El argentino sin aviso previo, faltó a la cita en los entrenamientos y también para la carrera. Los directivos de la marca, atónitos y llenos de preocupación, no se explicaban lo ocurrido. Poco después la causa salió a la luz. “Charly” estaba en la Costa Azul en compañía de una ascendente actriz francesa Brigitte Bardot. Obviamente, eso causó la desafectación del equipo por indisciplina. Él con la mayor naturalidad contestó “no era una oportunidad para despreciar ¿no?” Maserati le había ofrecido una 250F oficial para F1. Dijo Juan Manuel Fangio sobre esto: “Menditeguy no fue campeón del mundo, posiblemente porque no quiso”.
Carlos Penelas
Buenos Aires, febrero de 2012
1 comments
Todo un carácter, el tal Carlitos. Ah, y gracias por leer mis cuadernos.
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