El viajero tiene la dicha de conocer diferentes lugares, lo que le permite ampliar su cultura, al observar diferencias y similitudes con aquello que ya conoce.
Tal sensación es una de las más interesantes, pues lo motiva a evocaciones y a sensaciones nuevas: vistas, olores, sonidos, sabores. Elementos que lo transportan más que en lo físico, a espacios novedosos en su interior.
Por lo general, la transmisión de esa experiencia se efectúa a través de descripciones apasionadas, anécdotas; ya fuera a viva voz, o simplemente con fotos. El artista, en cambio, tiene una mayor posibilidad de hacer trascender esa vivencia.
Sabedor de la singularidad histórica y cultural de Trieste, más la gran capacidad del poeta, solo puedo esperar una maravillosa obra; que me brinde una visión interior, cercana a aquellos sentimientos vividos.
Aprovecho para desearle un muy buen 2013, que a su llegada lo encuentre rodeado de su familia y -por qué no- de sus amistades más cercanas.
Y que la edición de ese libro solo sea una entre tantas satisfacciones a disfrutar.
Un gran abrazo.