en una tarde cifrada por las horas.
Configuramos la simetría de lo incierto en el aire,
en la somnolencia de la fábula.
Días lejanos, transparentes,
bajo estas ramas que desnudan estatuas,
como una aureola a un templo pagano.
Y tú allí, princesa,
en el vagar disperso de las nubes.
En una tarde de ascetismo
el ocio compartía los dones del ocaso
como el desgano acompaña el rumor de las hojas.
Ahora siento que los unicornios conmemoran
un sueño sostenido, gozoso.
Se mece la noche
en esta abierta y separada camelia.
Carlos Penelas
Buenos Aires, noviembre de 2015
Configuramos la simetría de lo incierto en el aire,
en la somnolencia de la fábula.
Días lejanos, transparentes,
bajo estas ramas que desnudan estatuas,
como una aureola a un templo pagano.
Y tú allí, princesa,
en el vagar disperso de las nubes.
En una tarde de ascetismo
el ocio compartía los dones del ocaso
como el desgano acompaña el rumor de las hojas.
Ahora siento que los unicornios conmemoran
un sueño sostenido, gozoso.
Se mece la noche
en esta abierta y separada camelia.
Carlos Penelas
Buenos Aires, noviembre de 2015
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