mutataque servat amorem
Ovidio
Hubiera deseado recorrer tu cintura
mirando monumentos toscanos.
Contemplar juntos, por ejemplo,
la Fonte Gaia o el Baptisterio de Pisa
cuando tus ojos iluminaban la tarde.
Hubiera deseado ser tu amador
en el Castillo de San Olaf,
desnudándonos con los ojos cerrados.
Besarte en esa callejuela de Old Town
en una mañana donde las gaitas y el viento
- cómplices de mutaciones y maletas -
me hacían decir de tu marido
palabras impacientes o absurdas.
Pulsar tu muslo bajo el mantel en el Café Schiller,
o amarte en la orilla del río Mandeo.
Hoy recuerdo cuando leíamos a Lugones
en la Biblioteca Pública de Nueva York
tomados de la mano, en el silencio del mundo.
Ya ves, amada, como el hechizo
hace que nos extraviemos
en un amanecer de azar y sin destino.
Carlos Penelas
Buenos Aires, 15 de agosto de 2021
mirando monumentos toscanos.
Contemplar juntos, por ejemplo,
la Fonte Gaia o el Baptisterio de Pisa
cuando tus ojos iluminaban la tarde.
Hubiera deseado ser tu amador
en el Castillo de San Olaf,
desnudándonos con los ojos cerrados.
Besarte en esa callejuela de Old Town
en una mañana donde las gaitas y el viento
- cómplices de mutaciones y maletas -
me hacían decir de tu marido
palabras impacientes o absurdas.
Pulsar tu muslo bajo el mantel en el Café Schiller,
o amarte en la orilla del río Mandeo.
Hoy recuerdo cuando leíamos a Lugones
en la Biblioteca Pública de Nueva York
tomados de la mano, en el silencio del mundo.
Ya ves, amada, como el hechizo
hace que nos extraviemos
en un amanecer de azar y sin destino.
Carlos Penelas
Buenos Aires, 15 de agosto de 2021
1 comments
Hermoso poema. Vital, intenso. Un paisaje que puede tocarse como una foto atesorada.
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