Flâneur
Cada acera fue en su tiempo una revelación.
Puedo enumerar bares, pasajes, librerías,
rostros de mujeres amadas, insomnes.
Puedo hablar de la noche, del alba,
de plazas, de monumentos, de portales.
De las tramas del crepúsculo que sin dudar
van prediciendo olvidos y lecturas.
Solitario entre la multitud descubro
hasta donde llega el destierro,
el aliento perezoso o la impaciencia.
(También los barrios como el puerto
tejen mi vaguedad en imágenes).
A veces siento el mar, la rosa desolada,
la sombra de un capitel inmóvil
al evocar una lluvia marina
distraído entre árboles y flores.
(Descubrí una calle extrema con escaleras;
y su melancolía flotante, íntima).
Litografías sobre una vigilia amatista.
Puedo enumerar bares, pasajes, librerías,
rostros de mujeres amadas, insomnes.
Puedo hablar de la noche, del alba,
de plazas, de monumentos, de portales.
De las tramas del crepúsculo que sin dudar
van prediciendo olvidos y lecturas.
Solitario entre la multitud descubro
hasta donde llega el destierro,
el aliento perezoso o la impaciencia.
(También los barrios como el puerto
tejen mi vaguedad en imágenes).
A veces siento el mar, la rosa desolada,
la sombra de un capitel inmóvil
al evocar una lluvia marina
distraído entre árboles y flores.
(Descubrí una calle extrema con escaleras;
y su melancolía flotante, íntima).
Litografías sobre una vigilia amatista.
Deambulo la ciudad nutrido por el gozo.
Carlos Penelas
Buenos Aires, julio de 2022
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