Tres poemas de Carlos Penelas en Letralia

by - miércoles, septiembre 06, 2023

"Letralia", revista literaria fundada en Cagua, Venezuela en 1996, publicó en su sitio tres poemas inéditos de Carlos Penelas: "Revelación", "Historias del fuego" y "Presencia de Guido Cavalcanti".


Revelación

Ahora, despierto, te recuerdo.
Llevabas el cabello rebelde
y la cabeza inclinada
velando el balcón de la casona.
Y un vestido azul
con el hombro izquierdo suelto.
Había, lo invoco, una brisa leve
sobre el amanecer del bosque.
(Y todo es nuevo: la voz, el aroma,
los sueños, el deseo).
Luego creo haber visto tu mano
—detrás de un mudo nogal—
saludando desde el tren.
Como si flotase el tiempo.
Como si flotaras.


Historias del fuego

Como una mujer joven dormida en la tormenta,
como una anestesiada sobre la tierra esférica
Juan Rodolfo Wilcock

De joven leí que Luciano de Samósata
cuenta que Arquímides incendió en Siracusa
los bajeles romanos. También descubrí
que Proclo, en Constantinopla,
incendió la flota de Vitaliano.
De adulto descifré en estas tierras
otros ultrajes, otra tiniebla del puñal.
Caudillos, montoneras, indiadas.
Incendios de la turba,
inciviles desafiantes y bárbaros.
Después, seres primitivos olvidaron la palabra.
Balbuceaban consignas, libraban estandartes,
machacaban el eco de un tirano.
Hoy comprendo que tahúres y hordas
conflagraron Buenos Aires.
Ladinos han despojado el sueño,
el prodigio del candor o la memoria.
Son parte de nuestra mitología,
una ironía o burla del cotidiano horror.
El fuego ardió en Londres, en Roma,
en la Biblioteca de Alejandría.
Y en el Templo de Artemis.
Aquí el fuego es menos noble, menos alegórico.
Sólo agonía, penumbra, ocaso.


Presencia de Guido Cavalcanti

Pues le conviene duelo al corazón

Recuérdalo, te lo he dicho.
Noche a noche he tocado tu cuerpo
en cada sueño, en cada incertidumbre.
Entiende, soy una sombra frágil
sobre el presente. Intento velar
la libertad erguida desde el rubor,
en el deseo, princesa, del otoño y la lluvia.
Inerme, estremecido,
busco el espejo destejiendo el abismo.
Eso me basta.
Sólo el amor flota en los ojos,
en el lecho que exalta su misterio.
Junto al viento,
como un amante invisible
entre voces acumulando descuido.

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