Foto: Ferdinando Scianna |
Apareció hace años mirando el mar.
Más tarde, escuchando el antiguo reloj de pie
con carrillones de mi casa. Al caminar
por la Plaza RodrÃguez Peña, al descubrir
un tobogán vacÃo. Al inquirir mi rostro
en un espejo, en el hastÃo de una cena,
al ver una mujer solitaria en la ventana de un café,
cuando desplegaba el diario y veÃa titulares.
En una pesadilla, en la voz de un vecino,
desde la puerta de una panaderÃa,
en un viejo poema, entre la muchedumbre.
En el tren, al escuchar La belle Javotte de Couperin,
en la Real Villa de Baiona
anonadado por la réplica de la nao Victoria.
Luego fueron los párpados, un hombro,
el lado derecho del estómago.
Recordé mitos, utopÃas, la voz de Orfeo,
la Biblioteca del Palacio Sarmiento,
ciertos hábitos; una ventura y una desventura.
Recordé una cita superior
de Lucius Septimius Severus que enfaticé
en el libro de Fernando Pessoa.
Finalmente rememoré artificios, una dudosa
sonrisa, un tiempo disperso en las fotografÃas.
Carlos Penelas
Buenos Aires, 30 de noviembre de 2023