Perspectivas del pensar o del sentir habrán de tentar a los lectores de Soliloquio del desvelo.

Su autor, lleva al límite la experimentación poética, penetra la memoria y el cosmos de la pasión libertaria a través de lo que él mismo confiesa: la búsqueda ética y estética y la filosofía de vida. Hábitos, conocimientos, ejercicios intelectuales desde los primeros años, las inclinaciones juveniles, la elección y formación, la construcción real sin perder el orden fervoroso de los sueños hacia la erudición de la plenitud.

El poeta celebra lo bello desde el silencio, la remembranza, lo atávico, lo onírico, la introspección; asimismo catapulta una oposición estruendosa a la deshumanización, a lo profano, frívolo, miserable que el mundo ostenta.

La temperatura de su poética horada lo material y provoca un orden artístico en el que destacan lenguaje culto y lírica sublime. Sus trabajos gozan de marcada riqueza, estilo rotundo, viril, convocante, inspirando una producción valiosa que no agota ideas ni recursos, una singular dinámica de recrear en nuevo cuerpo poético aquello ya cultivado, lo mismo y lo diferente unidos para golpear a la puerta de lo relevante.

Carlos Penelas es una figura notable en nuestra cultura, un poeta mayor que sabe sortear la uniformidad paralizante y no comprometida, un literato que convoca los más altos valores de la poesía.

Marita Rodríguez-Cazaux